- ¡Qué angustia! - escucho
cuando todos ven que pasas
cuando ven que te has ido
cuando has dejado tu rastro
marcando en pasos falsos
cada paso del camino.
- ¡Qué angustia! - oigo
cuando aligeran sus pasos,
cuando quieren que fluyas
olvidándote en cada tramo
y tú te marchas
como río que se escapa
entre las manos.
Y curioso que llegando
a tu destino
comprendas
observaste lo superfluo
y olvidaste lo importante:
El camino.
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