Cada noche eres
un rayo y un relámpago
un mar en calma,
viento de inspiraciones
dionisíacas
y corriente de pretensiones
ilícitas
sobre mi cama.
Mi manantial,
onírico,
de siluetas
bajo las sábanas
y miradas afrodisíacas.
Cada noche dejas
que nade
en las aguas
pantanosas
de tu esencia,
adentrándome
desde la puerta
cristalina
de tus pupilas.
Y ahora, desnuda,
mientras duermes,
suspira,
y crea un melodía
tan profunda
que al rozarme
me rasgue el alma,
tan fuerte,
que haga
que nos sintamos
vulnerables
para siempre.
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